miércoles, 30 de abril de 2014

Tito se levanta

Como en la última película del gran maestro de 'anime' japonés, Hayao Miyazaki, 'El viento se levanta', el que fuera jugador y entrenador del FC Barcelona ha levantado el vuelo y nos ha dejado por culpa de una de las enfermedades más crueles que ha conocido la humanidad. No obstante, su pasión por el fútbol y su entrega al trabajo bien hecho quedará entre nosotros eternamente. 

La despedida como director de cine de animación que nos ha dejado auténticas joyas del Séptimo Arte como 'Mi vecino Totoro' o 'El viaje de Chihiro', Hayao Miyazaki, es por todo lo alto y lo hace con otra maravilla animada que, bajo el título de 'El viento se levanta', cuenta la historia de Jiro, un joven que sueña con volar y diseñar hermosos aviones, convirtiéndose con los años en un prestigioso ingeniero aeronáutico.

Francesc Vilanova, más conocido como Tito, también tenía un sueño: convertirse en jugador del FC Barcelona y llegar a entrenar a su equipo favorito al lado de uno de sus mejores amigos, Pep Guardiola. 

Por desgracia, y aunque consiguieron hacer realidad sus respectivos sueños, tanto la carrera de Jiro como la de Tito se truncó por las adversidades de la vida. En el caso del ingeniero japonés por culpa de la Segunda Guerra Mundial, y en el caso del deportista catalán por culpa del cáncer. 

Pero si algo tienen en común estos dos personajes tan alejados en el tiempo y sus circunstancias, a pesar de sus historias tan diferentes, es que fueron unos grandes luchadores hasta el final de sus días y que transmitieron su dedicación y entrega de lo que hacían a todos los que los rodeaban. 

Y es que de personajes como Jiro y Tito todos tendríamos que tomar ejemplo, ya que son un modelo a seguir en muchos aspectos, sobre todo en el hecho de vivir la vida intensamente y ser siempre coherentes y consecuentes con todos los actos realizados y decisiones tomadas. 

Jiro y Tito, siempre eternos!



martes, 22 de abril de 2014

Culé-Man: El ‘Poder’ del Barça

El reciente estreno de la nueva adaptación cinematográfica de un superhéroe de la factoría Marvel, ‘Spider-Man 2: El Poder de Electro’ dirigida por Marc Webb y protagonizada por Andrew Garfield, pone de manifiesto, una vez más, la necesidad imperiosa de contar con estos personajes de ficción en nuestra realidad cotidiana para solventar los problemas que nos acechan día tras día, como la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Madrid.

El ‘trepamuros’ más famoso de Nueva York, Spider-Man, creado por el incombustible Stan Lee, ha vuelto a las pantallas de nuestro país para hacer las delicias de los aficionados al ya considerado género cinematográfico por antonomasia de los superhéroes. Y es que si algo consiguen estas adaptaciones del Noveno al Séptimo Arte es que volvamos a nuestra tierna infancia donde los problemas no iban más allá de tener los deberes hechos y que el gamberro de clase no nos diera una tunda en la hora del patio por no querer darle el desayuno.

Y es que el mundo del papel cauché las cosas son mucho más sencillas y todo se soluciona con cuatro onomatopeyas del tipo ‘crash’, ‘boom’, ‘bang’. Y en esto los superhéroes son todos unos profesionales. Uno de los más celebres es, sin duda alguna, Peter Parker, alias Spider-Man, que con sus superpoderes arácnidos lucha contra el mal y defiende el bien.

De bien seguro, que el aficionado culé que recibió una supuesta brutal paliza por parte de siete miembros de la Policía Nacional en la reciente final de la Copa del Rey en Mestalla (Valencia) por llevar una supuesta Estelada y provocar al personal con una supuesta actitud poco patriótica, hubiera agradecido la ayuda de un superhéroe como Spider-Man y su uniforme azulgrana para hacer justicia en una situación, supuestamente, del todo injusta.

Sea como sea, los superhéroes sólo existen en los cómics y, por extensión, en el cine, y nuestros pequeñas o grandes trifulcas diarias las tenemos que solucionar a base de papeleo, en el mejor de los casos, y a base de improperios con alguna que otra bofetada de regalo, en el peor de los casos.

Larga vida al cine de superhéroes y su capacidad de alejarnos de la realidad durante un par de horas.


lunes, 7 de abril de 2014

"Con la que está cayendo...

...y yo aquí con todo este zoo montado". Esto es lo que debía pensar el 'bueno' de Noé cuando construyó su arca y metió en ella a todas las parejas de animales del mundo, junto a su familia, mientras caía la de Cristo. Y esto es lo que deben estar pensando nuestros 'queridos' gobernantes cada vez que abren la boca para hacer alguna declaración sobre el 'Estado de la Nación' y les llueven varapalos de todas partes.

La última película de Darren Aronofsky, 'Noé', artífice de la aclamada 'El Cisne Negro', no podía llegar en mejor momento a nuestras pantallas, ya que estamos viviendo unos tiempos realmente convulsos en los que no nos vendría mal un buen diluvio para limpiar de mal y corrupción el planeta donde vivimos.

Los políticos actuales, que se asemejan a los líderes espirituales de antaño, han provocado con su mala gestión que llevemos años sufriendo una plaga económica de bíblicas proporciones, abocando a la sociedad a un caos permanente de difícil solución.

Aronofsky con su particular versión de la historia de Noé y los suyos no hace más que transmitir el mensaje metafórico de que la humanidad ha llegado a su fin y que necesita ser exterminada para empezar desde cero. 

Y es que el hombre del siglo XXI no se aleja tanto del hombre de 'Antes de Cristo', sus instintos depredadores para con los demás sigue estando ahí, y su espíritu autodestructivo no ha perdido un ápice de intensidad.

Por eso, tal vez, ha llegado la hora de hacer un 'reset' existencial y volver a nuestros orígenes en el paraíso terrenal para recuperar nuestra inocencia y bondad. Aunque, sin duda alguna, el demonio volverá a estar ahí para tentarnos y caer irremediablemente en el pecado original que no es otro que nuestra propia existencia.